Origen del chocolate

Hace más de 2000 años, la civilización maya inició el cultivo del árbol del cacao, gracias a sus cualidades nutritivas. Posteriormente, la cultura azteca fue la continuadora de esta tradición. Para ellos el cacao era un regalo de los dioses, recibido a través de Quetzalcóatl, su dios de la cultura i jardinero del paraíso. Cuando Hernán Cortés apareció en las costas de su Imperio pensaron que era la reencarnación de Quetzalcóatl y lo recibieron como una divinidad. Le ofrecieron “el alimento de los dioses” y Hernán Cortés se dio cuenta del valor nutritivo y tonificante de esta bebida, ya que sus soldados podían aguantar todo el trayecto diario sin tomar ningún otro alimento.
Parece ser que el cacao llegó a España a través de algunos monjes que viajaban con las expediciones de este conquistador. No obstante, se tuvo que esperar casi un siglo para que se adaptara al paladar europeo, endulzándolo con miel o azúcar. A partir de entonces, el chocolate empezó a cosechar éxito. La iglesia consideró que su consumo no rompía el ayuno y se adoptó como la bebida oficial de los reyes. Así se extendió por toda Europa y se empezaron a abrir elegantes salones donde se servía chocolate líquido como un signo de distinción. A finales del S. XVIII el chocolate se empieza a preparar con leche y azúcar, y las damas francesas ponen de moda los “bon bon”, trocitos de chocolate para degustar a cualquier hora.

Desenvolvemos los secretos del chocolate

Secretos del chocolate

El chocolate es un alimento muy calórico y su consumo debe ser limitado, pero si se ingiere en cantidades moderadas no es, en ningún caso, el responsable del aumento de peso.
Según estudios realizados al respecto, puede decirse que el chocolate produce menos caries que otros alimentos como el plátano o el azúcar.
Al disponer de propiedades antioxidantes, evita la oxidación del colesterol y ayuda a la prevención de trastornos cardiovasculares.
El ácido esteárico, presente en el chocolate, es un ácido graso saturado de efecto neutro que no aumenta el nivel de colesterol en la sangre y que, además, por su contenido en fitosteroles hace que sea una sustancia con cierto efecto hipocolesterolémico.
Los expertos en nutrición consideran que el consumo de cacao, en sus diversas variedades, es recomendable dentro de una dieta equilibrada y en cantidades moderadas para todas las edades.
No existen pruebas evidentes de que el chocolate sea causante directo del acné. El responsable de la aparición de granos no es el chocolate, sino los cambios hormonales que se experimentan durante la adolescencia.
No existen estudios que confirmen que el chocolate tenga efectos fisiológicos que provoquen un consumo compulsivo. Lo que ofrece el chocolate son unas cualidades organolépticas excepcionales que provocan una experiencia adónica digna de repetir.
El chocolate contiene vitaminas como la tiamina y ácido fólico, ambos indispensables para la correcta regulación del metabolismo.
Debido a su contenido en hidratos de carbono, grasas y proteínas, es ideal como complemento para deportistas y personas en general con un consumo elevado de energía.