17 Jul

Un verano helado

  • julio 17, 2012
Cuando llega el verano, el helado se convierte en nuestro mejor aliado. Un producto que, aunque parezca mentira, las primeras civilizaciones ya consumían a su manera. La dinastía china Tang (800 A.C) utilizaba el hielo como alimento, al que mezclaban con frutas y néctares. De esta manera se creó el helado que luego Marco Polo, introdujo en Italia alrededor del año 1320. Más tarde, se empezó a hacer una mezcla de leche, azúcar, nata y algún estabilizante. Esta mezcla se congelaba, agitándola durante el proceso para prevenir la formación de grandes cristales de hielo. Más tarde, en 1913, se inventó la primera máquina continua para elaborar helados y desde entonces el mundo del helado ha ido evolucionando tanto que hoy en día podemos encontrarlos de todo tipo: de crema, de hielo, de leche o yogurt… Sabores clásicos a fresa, limón, chocolate, vainilla y no tan tradicionales, con gusto a salmón, jamón o queso han trascendido las fronteras culinarias y su fama, también, pero ahora, gracias a un nuevo estudio, se ha descubierto que el helado no engorda si se lo ingiere de manera adecuada y que sus beneficios son demasiados como para desecharlos de las comidas cotidianas. Se ha comprobado que el helado es una buena fuente de vitaminas, minerales, carbohidratos, proteínas, fibra y lípidos que aporta una gran cantidad de nutrientes y es parte de una alimentación correcta. Todo un placer que, con tantos beneficios, no tiene porque disfrutarse tan sólo en verano… Y más si se trata de un helado de chocolate… No crees?