La calçotada es una fiesta gastronómica típica de la región occidental de Cataluña (España); originaria de Valls, en la comarca del Alto Campo (provincia de Tarragona), que en las últimas décadas se ha extendido y puede degustarse en casi cualquier parte de la comunidad durante el final del invierno y comienzos de la primavera. Los calçots, una variedad de cebolla tierna especialmente cultivada para este propósito, se asan directamente sobre llamas de sarmientos y se comen con la mano, aderezados con una salsa especial, la salvitxada, similar a la romesco. Cocidos en su punto, la capa exterior de los calçots se calcina, dejando el interior tierno y cremoso. Tradicionalmente se llevan a la mesa sobre papel de diario aunque en muchos restaurantes se ha adaptado, a modo de plato en una teja de barro, que ayudan a conservarlos calientes. El procedimiento de ingesta — arrancando la capa carbonizada con las manos — hace inevitable mancharse, por lo que en algunos lugares es tradicional ponerse un enorme babero que llega del cuello hasta las rodillas. Pero aunque la medida de las cebollas y su cocción son importantes, la clave de la calçotada la encontamos en la salsa. En su composición se parece bastante a la salsa romesco y aunque cada casa la hace a su manera, por norma general los ingredientes principales son los ajos asados y crudos, tomates asados, almendras y avellanas tostadas molidas, pan tostado y empapado en vinagre, ñora y, como no, aceite de oliva. Una vez tenemos a punto los calçots, las brasas se aprovechan para asar carnes y verduras para el segundo plato. Aunque para algunos puristas dicen preferir la «botifarra amb mongetes» (botifarra con judías blancas) también se suelo servir cordero, alcachofas, patatas “al caliu” (asadas) y pan tostado frotado con tomate… Y, como, todo ello regado con los excelentes vinos de la zona. Dicho esto, seguro que hay más de uno que ya lleva a cuestas más de una calçotada. Pero si todavía no has podido experimentar esta fiesta gastronómica no dudes que ahora es un buen momento para disfrutarla. Un gran festín en buena compañía que si tiene como postre unas deliciosas Catanias, el éxito está asegurado.