28 Nov

Palomitas y chocolate

  • noviembre 28, 2011
Seguro que más de una película nos ha hecho dejar de lado las palomitas y nos ha hecho decantarnos por una tentadora pieza de chocolate. Y es que de chocolate va lleno el cine. Como no puede hacer acto de presencia una sustancia tan deliciosa, que despierta tanta pasión y que da tanto juego a la sensualidad ya la imaginación? Desde comedias musicales hasta dramas, hay películas en que el chocolate está muy presente y en otros menos hace una contribución metafórica. Sin duda las películas más descaradamente chocolateras son el musical «Willy Wonka y la fábrica de chocolate» (Gene Wilder, 1971) y la espectacular «Charlie y la fábrica de chocolate» (Tim Burton, 2005), ambas basadas en el libro homónimo del escritor galés Roald Dahl. En esta imaginativa historia en la que se premia la bondad del niño Charlie, nos sumergimos en ríos de chocolate y golosinas, guiados por el inefable señor Wonka. Pero no todos los directores de fábricas de chocolate cinematográficas tienen tan buenas intenciones como en Willy Wonka, si no, pensad en las sospechosas tazas de chocolate que sirve Isabelle Huppert en «Merci pour le chocolat» (Claude Chabrol, 2000). También hay menos intrigantes y bastante más tiernos, como el tímido fabricante de chocolate enamorado de una maestra chocolatera en «Las émotifs anonymes» (Jean Pierre-Amer, 2010), traducida al castellano por «Tímidos anónimos», una comedia romántica aún en cartelera. Está claro que las más deliciosamente sensuales son aquellas en las que el arte de cocinar es el principal protagonista. En «Chocolat» (Lasse Halström, 2000) asistimos al despertar de todo un pueblo gracias al descubrimiento del placer a través de las recetas de chocolate que Vianne Rocher (Juliette Binoche) prescribe en su bombonería. Y a la mexicana «Como agua para chocolate» (Alfonso Arau, 1992), basada en una novela de Laura Esquivel, también descubrimos el poder liberador del arte, del arte culinario para ser más precisos. La lista es aún más larga, pero en algunas, no nos dejemos engañar, de chocolate de verdad encontraremos más bien poca, si acaso sirve para crear un título sugerente (Fresa y chocolate, 1993). ¡Ah! Y no nos olvidemos de la famosa frase chocolatera de Forrest Gump: «My mama always said: ‘life is like a box of chocolates, you never know what you’re gonna get’. Mi madre siempre decía: «La vida es como una caja de bombones, nunca sabemos lo que nos tocará».