14 May

Orígenes del chocolate

  • mayo 14, 2012
Muchos siglos antes de que Cristóbal Colón llevara el chocolate a Europa, en el año 600 antes de Cristo los mayas establecieron las primeras plantaciones de cacao en la zona de Yucatán. Mascaban las semillas, lo que les proveía de una gran energía. Los aztecas retomaron la tradición del cultivo. Con el fruto de la planta, al que denominaban «cacahuatl», preparaban una bebida llamada «xocolatl» (xoco: amargo y atl: agua), hirviendo en agua las semillas tostadas y molidas, y mezclándolas con harina de maíz y especias como canela, vainilla o guindilla. Es decir, era un potaje amargo pero extremadamente energético. El fruto del cacao era muy valioso entre los aztecas. Sus semillas se utilizaban como moneda de transacción y unidad de cálculo. Una leyenda azteca dice que las semillas de cacao fueron traídas desde el Paraíso por el dios Quetzalcóatl, «la serpiente emplumada», quien enseñó su cultivo a los hombres. Por esta razón, el chocolate se utilizaba en rituales y sólo era bebido por la nobleza y las clases militares. Se consideraba que suministraba una energía extraordinaria, y hasta se le atribuían poderes afrodisíacos. Tal es así, que según relató el conquistador Hernán Cortés después de conocer la corte de Moctezuma en México, el emperador azteca sólo tomaba un potaje de chocolate aromatizado con vainilla y especias, antes de entregarse a su harén.